Dos crónicas
Crónica de una chaquetita ajena Luego me despierto así como queriendo robarle vida al día. Luego hasta voy chiflando por las calles y, de vez en vez, me atrevo a sonreírle a las señoritas con todo y el mordaz “buen día” que, para estos tiempos nomás uno recibe la miradaCuéntame más…