Las ardorosas
La lluvia cayó sin tregua. El viento se meció entre el ramaje, los techos y las ventanas. El cielo vigilaba con estrépito. Las luces se apagaron. Las horas pasaron, la luz se perdió en el silencio del ocaso, la oscuridad se dio cita con la noche. A la mañana siguienteCuéntame más…