XXXVI
Vengo caminando desde Chinameca entre nudos de caña, le digo. Ahí nací, ahí el aliento me llegó justo cuando la bala me enraizó en el pecho. Ahora mis pasos me llevan hacia Chinameca. Desde hace mucho, pues. ¿Cómo se llama usted? Chinameca, sí, como sus abuelos y bisnietos, ya loCuéntame más…