La espuma de Ítaca
Cuando llegué a la costa la sal del aire empañó inmediatamente mi piel y me sentí pegajoso. La nostalgia pegó fuerte en mi pecho, como una ola de mercurio que no retrocede ante ningún barco. Consumí tantos veranos en esta playa cuando era un niño, que no puedo desmenuzar conCuéntame más…