Año nuevo

Otro fin de año se acerca, y nuevamente le falta tiempo para organizar sus cosas. Sabe muy bien que debe deshacerse de objetos viejos y obsoletos. Tiene mucha pereza. Hay una gran ruma de ropa además cosas destartaladas en cada habitación. Ya no recuerda ni lo que posee. Sin embargo, a pocos días de terminar el año se obliga a empezar la tediosa tarea de sacar los desperdicios de su casa. Libros agusanados, estantes apolillados, adornos rajados salen a diario del recinto. Retira cajas con objetos inservibles, como zapatos llenos de moho, relojes rotos, revistas amarillas y medicamentos vencidos.

El último día del año tiene la casa vacía, solo le falta sacar un par de cosas de su sótano. No quiere, pero debe bajar y comprobar luego de muchos años si la congeladora que ahí está sigue funcionando, y así es…vacilante, la abre, un olor rancio de carne putrefacta sale e infesta sus fosas nasales. Aunque congelada por muchos años, su exmujer continúa ahí, ya momificada.

La mira con atención, en tanto mantiene su mano tapándose la boca y la nariz. Es momento de dejarla ir, aunque eso significase que todo se destaparía. Llama a la policía y da su dirección. Se ducha y se pone su mejor ropa. Espera a la autoridad, colgado de la viga del cuarto que quedó más limpio en la casa, justo antes de que diera la medianoche.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *