De todo lo escrito yo amo sólo aquello
que alguien escribe con su sangre
Nietzsche
No soporto tus dedos sucios, me rodean como culebras pálidas, como sanguijuelas lujuriosas. Más que el asco provocado por tus falanges flacas, lo que me escuece es lo que me obligas a hacer: escribir con mi sangre negra tus ideas hueras, mal expresadas, vulgares.
Te detesto, eres enfermiza, insegura, inestable, pretensiosa. ¡Puta zorra! Te crees la artista más grande de este siglo, una poetisa maldita atormentada, es por culpa de esa imagen retorcida que me manipulas tantas horas, principalmente durante la noche, cuando sólo los criminales y los suicidas rumian, me obligas a escribir con lugares comunes, por ejemplo, “ella lo amaba con inusitada pasión”, “su intenso deseo era como un torrente incontrolable”, “estaba poseída por un terror mortal”, ¡estoy harta de tus copretéritos y de tus gerundios!, ¿para escribir lo que las masas dicen gastas mi sangre?, ¿para vomitar tu prosa mediocre me usas?, tus adverbios son más numerosos que las estrellas del cielo y las arenas del mar, ¡maldita sea!, también yo empiezo a escupir clichés.
Pedregoso y sombrío fue el camino que me trajo del escritorio de Juan Nepomuceno a tus puercas manos, pero desde entonces maldigo esta existencia no viva que me impide morir.

Filósofo, antropólogo, historiador y escritor.
Pertenece al Gran Colisionador de Textos Especulativos.
Ha publicado relatos en Penumbria, Fanzine Delfos y Lengua de diablo.
Su cuento El filósofo y la araña fue publicado en el libro En Mundos Nuevos.
Su cuento A través de las entrañas de la serpiente-venado fue publicado en el libro El laberinto de lo inhumano.
Su cuento Lágrima de autómata fue publicado en la plaqueta La utopía en la distopía.
Obtuvo el tercer lugar en el concurso de creación literaria organizado por la Universidad Autónoma de Querétaro.
Obtuvo mención honorífica en el concurso de Relato corto “Ninín 2024” organizado por la Casa de la Cultura de Papantla, Veracruz.
Es columnista en Penumbria (Filosofía HPL) y en Colectivo Delfos (La palabra de los abuelos) y La filosofía interminable de Ende).