Poesía orgánica de Lu Schaffer

Es una poeta en el inicio de su larga trayectoria. Esta segunda edición de Casa de Vísceras renueva la voz de la autora, que escribió estos 18 poemas siendo una adolescente. Ahora, una década después de su primera aparición siguen teniendo vigencia y la tendrán por muchos años.

La poesía de Schaffer es lo que se llama orgánica, es decir, que proviene de la entraña de quien escribe, casi sin miramiento de las formas, pero con profundo dominio de la lengua, como quien lega a escribir después de un largo camino, sin importar la edad.

Hay, por lo mismo, violencia en su forma de escribir, es arrebatada, salvaje, fiera. Su poesía parece un rugido en el bosque o un trueno. Poco concede a la ternura, pero mucho a los anhelos, a las causas aún no perdidas, a la búsqueda y a las primeras pérdidas.

«Mi casa será tormenta», dice Schaffer anunciando que nada está en calma, que la vida es movimiento, incluso ruptura o muerte, pero no es un lago estático, nunca lo será. Escribe desde la naturaleza y es ella misma natural en lo agreste como en el verso.

Casa de Vísceras es en sí mismo una metáfora del México autófago en que vivimos: somos el puesto de tacos de la historia en donde nos detenemos a devorarnos entre nosotros. Schaffer canta a lo terrible en busca de reflexión, de respuestas, o de más preguntas. Es imposible salir inmune después de leerla.

Mi casa y las moscas es uno de los poemas incluidos en Casa de vísceras:

Mi casa y las moscas

A las que nos faltan

y a las que resisten

¿Cómo susurran los cráneos en las veredas lejanas?

¿Quién los perdió en la ceniza?

¿Por qué sus caras de mundo

se desarman con las hormigas?

¿Cómo son las mujeres que aman entre las balas?

En las trincheras del vientre, ¿qué secretos amasan?

¿Dónde almacenan el aire?

¿Por qué se alejan sus piernas aullando entre las ramas?

Llegaron las moscas visitantes

desde tus uñas arrancadas.

Sus dedos verdes eran tu nombre,

su sangre cóncava, tu mirada.

No quiero, no quiero llorarte.

Con tu nombre tejo una canasta

para ahuyentar las moscas que devoran el aire,

para entregarnos a todas un pueblo de alas.

No quiero, no quiero llorarte.

Pero en la bandera palpo

un mar de niñas desmembradas.

¿Qué cara te pones, espejo?

¿Te sudan un poco las manos?

¿Acaso desvías la mirada?

Las moscas arrastran sus cruces

fermentadas en olvido.

En las noches los muertos reptan. 

En las calles hieden los vivos.

¿Quién, con huesos robados, lo abandonado alimenta?

¿Quién, de plomo babeante, decapita pies y veredas?

Entre mi casa y las moscas, ¿quién pintará la frontera?

Lu Schaffer, Casa de Vísceras, Ediciones Zetina, México, 2024, 84 pp.

De venta en: https://libreriaedicioneszetina.librantida.com/?p=1&id=54683

1 comentario

  1. Me encanta la poesía de Lu Schaffer por sus imágenes innovadoras y los temas que toca.

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