El bache que abrazaba la angosta carretera hizo que bajara velocidad, la ruta era poco transitada, la utilizaba para cortar caminos y evitar atravesar el centro de poblados. Miré hacia la selva sobre una pequeña loma a unos diez metros de donde se terminaba el asfalto. Vi a un topógrafo, pantalón de mezclilla camisa de manga larga un chaleco con una docena de bolsas, un sombrero y googlees oscuros. Delante de él, un tripeé que sostenía un visor forrado por caja de acero oxidado, en una de sus manos una libreta y en la otra sostenía un lapicero, en las espaldas una mochila escolar.
En ese momento detuve mi auto, tuve un mal presagio, sabía que algo se salía de lo normal. No sabía que podía ser, después de todo no estaba viendo un fantasma. Un extraterrestre o algo paranormal. Pasaron unos minutos y las rejas de mi subconsciente se abrieron de par en par, los recuerdos salieron desbocados. Y con ellos miles de preguntas que me podrían sumir en una crisis existencial,
Dije en voz alta o posiblemente grité. ¡Cómo pude ser tan distraído! ¡He pasado cientos de veces por esta maldita carretera y siempre veo a este pendejo con su pinche maquinita! Miré alrededor todo se encontraba en su estado natural. Un brote de paranoia me asaltó en la solitaria carretera.
Nuca he conocido a un topógrafo. Jamás he escuchado decir a alguien, mi novio, mi esposo mi padre es topógrafo o tengo un conocido que ejerce dicho trabajo. Lo miré, él podía notar su mi presencia o al menos la de mi carro, pero permanecía inmutable, era como si le fuera invisible y ajeno todos sus sentidos.
Abrí la guantera y sustraje una cámara polaroid de revelado instantáneo, mientras me preguntaba. ¿existe una licenciatura? ¿una maestría? ¿o un doctorado en topografía? ¿Nunca he leído: “solicitamos topógrafos” ¿Tienen un santo patrono? ¿Existe un bar donde se reúnen a platicar cosas de topógrafos?¡que chingados miden! ¡Si en frente no tiene nada!
Parece como si estuviera parado sobre esta loma desde el principio de los tiempos. ¡Acaso mide algo que solo él puede ver! El hombre miraba por sus binoculares e inmediatamente apuntaba en su libreta, ¿qué es lo que escribía? ¿Sería posible que en estas hojas estuviera la ecuación que explicara la teoría del todo? ¡Tendría una fórmula que arrojara el número infinito! ¿Habría anotado el efecto antrópico del cosmos? de ser así, conocería todo, podría ver pasado y futuro.
Apunté la mi cámara hacia donde se encontraba e hice la toma, espere unos minutos, la cámara me entregó la imagen, era una insignificante loma detrás una espesa vegetación, el topógrafo no estaba en mi imagen, pero ante mis ojos continuaba haciendo su trabajo. Bajé del vehículo Con la foto en mis manos entré al monte y llegué a la loma. Le entregué la foto y el me la devolvió para que la mirara. Me sorprendí al verme a mí mismo como topógrafo incluso traía puesto el uniforme. Con una señal me pidió que mirara al por vincular. Me incliné y vi al topógrafo con mi cámara en el rostro para sacar una foto al lugar donde me encontraba. Nuevamente me reincorporé, el topógrafo nuevamente a mí costado me entregó su libreta su pluma, me dijo apuntando al binocular:
— Aquí lo tienes, la realidad solo existe cuando es observada. Le respondí,
—Pero solo miró un monte — me contestó.
— Es solo lo que miraste la primera vez, los cristales de este binocular son de un cristal pulido que se formó milésimas de segundos después del big bang. Antes de la creación del tiempo, es espacio y la materia, a través de ellos puedes observar y convertir el vacío de los átomos en materia, darle forma al universo. —Le respondí.
—Pero no puedo quedarme aquí, tengo un pasado y un futuro, — el topógrafo me tomo del hombro, y me dijo.
—No lo tienes…el único tiempo que has vivido son los minutos que han pasado desde que bajaste hasta ese momento, lo demás es una ilusión armada en tu conciencia. Pero regresarás a ella, cuando dejes de ser el topógrafo. —
De manera instintiva le entregué las llaves de mi carro, y me dijo, mientras se alejaba:
— En la libreta se anotan las singularidades gravitacionales, la expansión métrica del espacio. La distancia en la que nos movemos hacia el gran colisionador, el mismo binocular te lo dará en numeración y coordenadas. — El topógrafo entró a mi vehículo y le grité.
—¿Cuánto tiempo haré aquí?, —me dijo
—El tiempo es relativo, esa loma oculta un asteroide súper masivo eso hace muy lento al tiempo . Tu sentirás que estarás allí unos días o unas semanas. Pero apenas hoy en algún lugar está naciendo octavo descendiente del que te va a suplir. Cuando entregues el binocular y la libreta, tu conciencia te regresará a tu momento y continuará en tu realidad. Por cierto, no recordarás nada.
Mire a por los binoculares observé un cumulo de galaxias y nebulosas. Luego cuando me incorporé me encontraba en vacío como si estuviera dentro de una pantalla de tv sin programación.
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Iván Noé Espadas Sosa, Cacalchén Yucatán México. Trabajó en un cine como proyectista hasta 1994 ha publicado seis libros, entre los que se encuentra “Crónicas de los cines de Yucatán 1970-1990” Editada con la beca PECDA 2021 y “Cinema Palacio” Editado por la dirección de cultura de la ciudad de Mérida. Incursionó en el género de terror psicológico con el cuento Cine Bizarro seleccionado y editado por la editorial Lebrí en su libro Terror volumen cuatro. Algunos de sus textos se encuentran en las antologías:La perra que conoció el mar, Atorrantes Perversiones, Mérida palabras y miradas II.