Termina el extenuante viaje en tren. Llegaron a la empresa de carnes frías. Desanimada, Salustia se cuestiona: «!¿Por qué la insistencia de guardar los secretos?!» «¡¿Por qué tanta exigencia de emular vestimenta de astronauta para ingresar a la planta?!»
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Ella, los ha visto con vida. Cerdos en hacinamiento y suciedad, y olor nauseabundo; viajan en tráileres por interminables carreteras. Ahora, son cadáveres. Sus piernas lucen colgadas en arillos y ganchos metálicos mantenidas en la oscuridad. Los efectos de mezclas químicas vuelven la carne sonrosada de color gris.
Se activa el sistema automático. Es momento de impregnar el ahumado a la carne. Salustia siente la sensación de entrar a las cámaras de gas del holocausto. Los colores y olores del ambiente sacuden su imaginación. Las piernas grises, colgadas, ahora son trozos de algo parecido a cadáveres envueltos en harapos, en espera de su arribo a la fosa común, o al horno crematorio.
La claustrofobia la invade. Suda en abundancia y respira con dificultad. Busca la salida a sus pensamientos que se mantienen dentro de una mueca de sarcasmo.
―¡Ah mente traidora! ¡Esperas que corra para que huyas conmigo! ―Se dice a sí misma, con deseos a salir del estupor.
La voz del guía la saca de su enajenación. Con voz diáfana, alude a otras sustancias químicas que ablandan la carne; otros pigmentos dan la coloración apetitosa y atractiva a la vista del consumidor. Con petulancia, muestra los productos etiquetados. En una charola se ofrecen rollos de jamón para la degustación de los visitantes. Los químicos le espantaron el hambre.
El temor estruja a Salustia. En su mente, surgen dudas: «¿Jamones y embutidos se elaboran igual?» «¿Los químicos son cancerígenos?» «¿Qué hacen con los desechos?» ―No hay respuestas. No puede hablar. La ahoga la imagen y el aroma de los grises cadáveres colgantes. Inquieta, con pasos agigantados, busca la salida de la estancia. Lleva el cuerpo arqueado y la boca cubierta con ambas manos. Ella exclama: «¡Necesito aire puro!» Alguien grita: «¡Hacia la derecha!»
Salustia observa que los residuos, químicos y biológicos, se echan al cauce de un rio. Baja embravecido, pero sigiloso; pareciera que trata de esquivar, en silencio, todas las inmundicias que le arrojan por disimuladas tuberías.
El camino al recinto del sacrificio complementa la patética visita. Salustia imagina encontrarse con una piara que huye en estampida; las pezuñas se encajan en sus pies, le causan dolor. ¡En el frenesí de escapar de la muerte, chocan con ella, casi la tiran! Su ropa se impregna de la hediondez. Ve al carnicero con enorme barriga y cuchillo en mano, en veloz carrera tras el cerdo con más de cien kilos de peso. Lo alcanza pronto. Salustia detiene el paso. Cierra los ojos, su agotada mente borró el resto del sacrificio.
¡Salustia alucina! En la empresa bañan a los cerdos haciéndolos pasar por regaderas de alta presión; luego, son electrocutados. Mueren en esa sala iluminada, de paredes blancas, vaporosa y tibia. Los cadáveres son introducidos en agua hirviente para ablandar las cerdas que los cubren; hombres en fila, vestidos con overol blanco y botas de hule, como ángeles con espadines, habilidosos deslizan afiladas navajas en la piel del cerdo, que se mantiene colgado cabeza abajo, con el rictus de súplica grabada en el brillo opaco de su triste mirada.
¡Pronto será tocino, embutido o jamón ahumado!
Nació en el municipio de Texcoco, estado de México, ahí vive desde hace más de sesenta años. Su reciente ingreso al mundo de la creación literaria llevada de la mano por maestras y maestros ocurrió al inicio de la pandemia del covid19, lo que coincidió con su retiro laboral. Inició con el taller “Mujer escribir cambia tu vida”, incursionó en la poesía y posteriormente en novela autobiográfica y cuento.
Acostumbrada a la escritura técnica, ha encontrado en la creación literaria la forma de transmitir sus sentimientos apoyada con los talleres virtuales de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay y del Centro de Desarrollo Comunitario Los Chocolates. Participa en dos grupos de lectura y escritura creativa del estado de Morelos.