1985
Caminé cinco horas por calles irreconocibles, escombros de escuelas y edificios, banquetas partidas en dos, una parte encima de la otra, como sandwich, las vías del tranvía despegadas del suelo y enroscadas, semejante al papel china cuando le pasas las tijeras, un velo gris polvoriento cubría la ciudad. Estaba tanCuéntame más…