septiembre 2024

MUTACIÓN RELIGIOSA Las estatuas lloraban sangre, la miraban a los ojos y algunas le hablaban. Los venta­nales se rompieron en pedazos y las sillas se movían por sí solas. El santuario celes­tial parecía estar abandonado. Miró una puerta roja, caminó hacia ella y la abrió. Ahí estaba, sosteniendo un libroCuéntame más…