Duro como el acero
Le daba por escuchar “Las Mañanitas” aunque no fuera su cumpleaños, llorar a lágrima viva y sostenerse por dos de sus chicas en cada brazo, bebía güisqui de la botella, daba voraces besos que pretendían arrancar los labios de sus putas favoritas. La Serafina o la Cindy apenas podían conCuéntame más…