La misa
Micaela abrió los ojos. El dolor en el hombro la traspasaba y corría por su espalda como un ratón hambriento. Una olas de escalofríos agitaban su menudo cuerpo. A pesar de todo, esta vez logró mantenerse despierta y sin desmayarse, pero comprendió que el sufrimiento se había adueñado de suCuéntame más…